Exhortación Apostólica Dilexi te
Papa León XIV
🕊️ Introducción
El Papa León XIV retoma el proyecto que el Papa Francisco había iniciado antes de su muerte, como continuación de Dilexit nos. El texto parte de las palabras de Cristo: “Yo te he amado” (Ap 3,9), dirigidas a una comunidad débil y pobre. Explica que el amor de Cristo hacia los pobres revela el corazón mismo del Evangelio: Dios se identifica con los débiles y llama a la Iglesia a amarlos y servirlos como camino de santificación.
📖 Capítulo I – Algunas palabras indispensables
Jesús
une el amor a Él con el amor a los pobres (Mt 25,40). No se trata de
filantropía, sino de revelación divina: en los pobres se encuentra al
mismo Cristo.
San Francisco de Asís es modelo de esta opción evangélica. El Papa recuerda el
llamado a “no olvidarse de los pobres” como clave de conversión.
Se analiza el “grito de los pobres” en la historia, las múltiples formas de
pobreza (material, moral, cultural, espiritual) y la necesidad de un cambio de
mentalidad frente a la cultura del descarte.
Concluye denunciando la meritocracia falsa y las ideologías que justifican la
desigualdad, recordando que la caridad es el núcleo del Evangelio.
✝️ Capítulo II – Dios opta por los pobres
Dios
se hace pobre en Cristo. Su Encarnación revela una opción teológica por
los pobres, nacida del amor misericordioso.
El Antiguo Testamento muestra a un Dios defensor del débil y libertador de los
oprimidos.
En Jesús, Mesías pobre, se cumple plenamente esta predilección divina: nació
sin poder, vivió en pobreza y murió fuera de la ciudad.
Jesús proclama bienaventurados a los pobres y enseña que en ellos se manifiesta
el Reino.
El amor a Dios y al prójimo se unen inseparablemente; las obras de misericordia
son criterio del juicio final.
La primera comunidad cristiana entendió la fe como servicio concreto a los
necesitados, haciendo de la caridad una dimensión esencial de la vida eclesial.
⛪ Capítulo III – Una Iglesia para los pobres
La
Iglesia debe ser “pobre y para los pobres”. Sus verdaderos tesoros son los
necesitados.
Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia (Ignacio de
Antioquía, Policarpo, Justino, Crisóstomo, Ambrosio, Agustín) enseñaron que
servir a los pobres es servir a Cristo.
La caridad es culto verdadero: sin atención al necesitado, el culto se
vuelve vacío.
A lo largo de la historia, la Iglesia ha manifestado esta opción en múltiples
formas:
1. Cuidado de los enfermos
Inspirados
en Jesús médico del alma y del cuerpo, santos como Cipriano, Juan de Dios y
Camilo de Lelis fundaron hospitales y órdenes dedicadas a los enfermos.
Las religiosas hospitalarias extendieron esa compasión con ternura maternal.
2. Vida monástica
Los monjes, desde Basilio y Benito, unieron oración y servicio: acogieron peregrinos, pobres y enfermos, convirtiendo los monasterios en lugares de caridad y educación.
3. Liberación de los cautivos
Órdenes como los Trinitarios y Mercedarios rescataron esclavos, ofreciendo incluso su vida por ellos, signo del amor redentor de Cristo.
4. Órdenes mendicantes
Francisco, Clara y Domingo encarnaron la pobreza evangélica, viviendo entre los pobres y proclamando con su vida la libertad del Evangelio.
5. Educación de los pobres
Santos
como Calasanz, La Salle, Champagnat y Don Bosco vieron en la educación
un acto de caridad y justicia.
Fundaron escuelas gratuitas, formando en dignidad, fe y trabajo.
6. Acompañamiento a los migrantes
San Scalabrini y Santa Francisca Cabrini se dedicaron a los migrantes pobres, revelando el rostro de una Iglesia que acoge, protege, promueve e integra.
7. Testigos de la pobreza evangélica
Santa Teresa de Calcuta y Santa Dulce de los Pobres representan la caridad vivida hasta el extremo: ver y servir a Cristo en los más abandonados.
8. Movimientos populares
El texto alaba los movimientos laicales que luchan por justicia y dignidad desde abajo, donde los pobres son sujetos activos, no receptores pasivos.
🕊️ CAPÍTULO IV – UNA HISTORIA QUE CONTINÚA
1. El siglo de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 82–83)
La
Iglesia ha acompañado los grandes cambios sociales y tecnológicos con la luz de
la fe, escuchando el clamor de los pobres. Desde Rerum novarum (León
XIII) hasta Mater et Magistra (Juan XXIII), el Magisterio ha promovido
justicia, dignidad del trabajo y solidaridad mundial.
👉 Los pobres no son solo objeto de
asistencia, sino sujetos de sabiduría y de transformación social.
2. El Concilio Vaticano II y su orientación hacia los pobres (n. 84–86)
El
Concilio recuperó la conciencia de la Iglesia como “Iglesia de los pobres”.
Documentos como Gaudium et spes subrayaron el destino universal de los
bienes y la función social de la propiedad.
👉 La Iglesia, para ser fiel a
Cristo, debe asemejarse más a su Señor pobre que a los poderes del mundo.
3. El Magisterio posterior (n. 87–88)
San
Juan Pablo II consolidó la opción preferencial por los pobres como expresión
esencial de la caridad cristiana (Sollicitudo rei socialis, Laborem
exercens).
Benedicto XVI, en Caritas in veritate, profundizó la dimensión política
del amor al prójimo, señalando que el hambre proviene de estructuras
institucionales injustas.
👉 El amor cristiano tiene
dimensión política y busca transformar estructuras sociales.
4. El magisterio latinoamericano (n. 89–91)
Las
conferencias de Medellín y Puebla asumieron con fuerza la opción por los
pobres, denunciando las “estructuras de pecado”.
Francisco, siguiendo esta línea, llama a escuchar el “clamor de los pueblos” y
a transformar las raíces del mal social.
👉 La caridad es una fuerza
histórica que cambia estructuras, no solo un gesto piadoso.
5. Denuncia de la economía injusta y la alienación social (n. 92–96)
El
documento denuncia la “dictadura de una economía que mata”, la idolatría del
mercado y la indiferencia ante el sufrimiento.
👉 Ignorar al pobre es aceptar una
alienación social y espiritual que deshumaniza.
6. Transformación estructural y ecológica (n. 96–97)
Se
exhorta a construir ciudades justas, sostenibles y abiertas, vinculando
justicia social con ecología integral.
👉 La degradación ambiental y la
pobreza tienen una raíz común: la cultura del descarte.
7. Conversión pastoral y teológica (n. 98–102)
El
documento recuerda Aparecida: los pobres no son solo destinatarios sino sujetos
de evangelización y cultura. Su fe popular es fuente de sabiduría para toda la
Iglesia.
👉 Los pobres evangelizan con su
esperanza y su modo sencillo de vivir la fe.
✝️ CAPÍTULO V – UN DESAFÍO PERMANENTE
1. La atención a los pobres como parte esencial de la Iglesia (n. 103–104)
El
amor a los pobres pertenece a la identidad misma de la Iglesia. No es
filantropía, sino respuesta al amor de Cristo.
👉 Cada renovación eclesial
comienza con un regreso a los pobres.
2. El buen samaritano hoy (n. 105–107)
Francisco
invita a leer la parábola del Buen Samaritano como espejo del discípulo. Frente
al herido, la indiferencia es negación del Evangelio.
👉 Ser cristiano significa
detenerse ante el sufrimiento y hacerse prójimo.
3. Los pobres como maestros de fe (n. 108–110)
San
Gregorio Magno recordaba que los pobres son intercesores y purificadores del
orgullo humano.
👉 Ellos revelan la verdad de
nuestra fe y la autenticidad de nuestra caridad.
4. La opción por los pobres: esencia del cristianismo (n. 110–114)
Los
pobres son la “carne de Cristo”. Su atención no puede reducirse al plano
asistencial; exige justicia, evangelización y cercanía espiritual.
👉 La peor discriminación hacia los
pobres es negarles la atención espiritual y sacramental.
5. La limosna como gesto evangélico (n. 115–119)
Se
reivindica la limosna como acto de encuentro, no como sustituto de la justicia.
👉 Dar es mirar al otro a los ojos
y reconocerlo como hermano.
6. El amor cristiano sin límites (n. 120–121)
El
amor cristiano es universal, derriba muros y une enemigos. Una Iglesia sin
fronteras del amor es la que el mundo necesita.
👉 El amor es profético, creador de
fraternidad y esperanza.